lunes, 1 de octubre de 2007

Noche saturada de estrellas en n* sencillos pasos

(o como ir a ver a saturno en llamas a una toca perdida en casa de la mierda y poquito mas lejos)

La curva del diablo se esconde así misma de si misma y solo las luces diáfanas de los celulares y las colillas de cigarros permiten uno guiarse en la carreta destino a ningún lado. Los matorrales oscuros, al no prometer nada, llenan de expectación.

Solo la estreñida voz en ingles y un la promesa de un blackout no logrado era lo que mantenía la espera. La barra libre se entretenía en la dosificación de cerveza caliente a ritmo de cuentagotas.

La claridad del cielo por la breve lejanía de la mancha urbana podría haber elevado al eter a calidad de mantra, pero la impaciencia, el olor de tabaco, el maquillaje forteens y las cabelleras metódica y perfectamente demarañadas tornaba todo en un estruendo desafinado.

La espera termina. Pero el optimismo nacido de la espera se torno en impaciencia al presenciar un acto de masturbación de nueve minutos con un teclado: el espectador escucha pero no entiende.

Fibras de músculos tornadas madejas desmarañadas, venas que solo mueven acido láctico y la nausea hija de la agitación al son de la mentira “siempre por ti”; los headbangers y el slam no son para nadie, en una nada presente que se convierte en pasado al acto de existir.

Las cámaras de se alzan frente al escenario entre la multitud en un intento de atrapar lo mejor de la euforia y poder recrearlo burdamente en la pasteurizada realidad domestica.

Seguido de un corte, se deja vislumbrar un riff solitario, que de tan solitario, se vislumbra bravo y desgarra el aire, llena los espacios con un acto de amor, el cual, en su limite, llevó al orgasmo y llegó a las almas por la simpleza de la osmosis.

Silencio llenado con gritos de alegría y resignación. Maria flota en el aire. Actos snobistas de rebeldía frente a clasemedieros que miran con ojos de querer y no atreverse. Favores de gente de "solo ver una vez". Inentendibles platicas de compromiso. Promesas rotas mientras son pronunciadas. Taxi. Fin.

*Nota: la expresión n hace referencia a una cantidad variable que podría ser ocupada por cualquier cifra concebible dentro del universo de los números reales.

lunes, 25 de junio de 2007

Joyería de Fantasía (v alpha 0.33 1/3) (Incompleto 1/X)

Jueves en la noche. Mariana llevaba el cabello envuelto en una bolsa de plástico porque se lo estaba tiñendo. Era jueves - “bitches night”, bromeaba entre amigas-: las chicas entran gratis y los tipos acaban de cobrar sus quincenas, así que se encontraban dispuestos en invitar los tragos a cualquiera que estuviera dispuesta a platicar en lo que hacía la orden y esta llegaba. Ya traía la idea de teñirse el cabello desde hace mucho y hoy era un buen día para hacerlo, ya que podría presumirlo en el antro.

Su madre veía la telenovela de las ocho mientras su abuela tomaba el fresco en la puerta de la casa junto a una vecina. Volteando a ver su reloj de pulso vio que aun le faltaban seis minutos para que el color se fijara bien.

- Creo que ya esta eso, mi´ija- Le dice su madre sin despegar la vista del televisor.

- No, aun le falta un tantito-

Se entre las dos un silencio incomodo mientras la luz del cinescopio alumbra el rostro de su madre con un anuncio de crema para el cabello.

-Vas a sa…-

- Si, voy a salir hoy, regreso tarde- Mariana interrumpió bruscamente.

- ¿Por qué jueves? Mañana te tienes que despertar temprano para ir a la escuela y después te vas a la plaza a trabajar. Ni te da tiempo de descansar bien. Eso no esta bien para una señorita co…- Mariana se yergue en muestra de soberbia.

- Mira, para eso trabajo: para ganar mi dinero y poder salir a divertirme los fines de semanas.- Se da vuelta para darle la espalda a su madre.

- Pero si también saliste el viernes la semana pasada.-

Voltea con un gesto que le tuerce la boca e inclina la cabeza. - Eso fue porque había una fiesta de la facultad. Aparte, ¿para que me quieres aquí? ¿para me quede contigo a ver las novelas o me pongo en la puerta, como la abuela, a saludar a todos los desconocidos que pasan? No, gracias.- Le vuelve a dar la espalda.

- Pero siempre me tengo que quedar despierta muy tarde para abrirte cuando llegues.-

- No tienes que.-

- Es que no puedo dormir.-

- Mañana te compro chochos para dormir. Siempre lo olvido.-

- Pero no nece..- su madre es interrumpida nuevamente, pero ahora por el celular: un aviso de mensaje. Mariana se siente agradecida no tener que continuar esa conversación.

“ WeeE, 1 our stoy ai. Adeuuu. SaleZ BeZOs XD” leyó Mariana en el celular.

- Me voy a bañar- le dice mariana a su madre.

- Esta bien.-

- Pídeme un taxi- le dice desde la puerta del baño.

*****************

- ¡Amiguis! ¡Amiguis! ¡Amiguis!- Elizabeth y Mariana extienden los brazos para abrazar al a Carolina que acaba de llegar. La luz de los faros alumbran sus maquillajes como si fueran joyería de fantasía, lo que combina perfectamente con el aroma de las fragancias que lo único que les queda de exóticas son la falta de combinación de los colores en sus empaques.

Un claxon suena.

- Pinche Alejandro, ya esta apurado- dice Elizabeth.

- ¿Y por qué ya no nos vamos de una vez?- Contesta Carolina.

- Que se joda. Que se espere otro rato-

El claxon suena nuevamente, pero ahora es más prolongado y suena mas impaciente.

- Como jode- Elizabeth se pasa el dedo por un bucle castaño mientras hace muestra una mueca de disgusto e inclina la cadera.

- Mejor vamos de una vez- dice Carolina.

Las tres se dirigen al auto, un Corsa negro que da muestras de haber sido chocado, que sigue sonando un claxon que desprende impaciencia.

- ¡Ahí vamos! – grita Elizabeth.

Ya dentro del auto, Elizabeth se sienta en el lugar del copiloto lo que muestra su relación con el chofer y marca una superioridad con las dos que van atrás.

- ¿Por qué tanta desesperación? No traemos prisa- le dice Elizabeth a Alejandro con fingido disgusto.

- Solo tomé las llaves. No pedí permiso para sacar el carro.- contesta Alejandro volteando a verla de forma esporádica para no dejar de prestar atención al trafico.

- No importa bebe.- Elizabeth se inclina y besa a Alejandro en la mejilla y pasa su mano acariciando su cabello.

Durante el camino, las amigas se corregían el maquillaje, se alineaban las cejas, se estiraban las faldas y se acomodaban el brasier. Mariana cruzo miradas con Alejandro por el retrovisor. Ella le sonrió y el le regreso la sonrisa. Un auto paso furioso alado del Corsa tocando el claxon.

- ¡Si no sabes a usar los espejos, véndelos idiota- le gritaron por la ventana.

- Pendejo…- musito Alejandro para su mismo molesto.

Alejandro rápidamente ajustó sus espejo retrovisor, lo que le permitió darse cuenta a Mariana lo había ajustado para poder observarle las piernas durante todo ese tiempo.

Durante un semáforo, Alejandro soltó la palanca de velocidades y empezó a acariciar el muslo de Elizabeth. Con total fastidio y sin voltear ver, puso su mano sobre la de el mientras esta continuaba.

- Aquí nos bajamos- le dijo Elizabeth.

Alejandro asintió y parqueo en la primera banqueta en la que pudo.

- ¿Las vengo a buscar?

- No se, yo te hablo.-

Elizabeth se inclina sobre su asiento para besar a con Alejandro mientras Carolina y Mariana se bajaban del auto.

- Chao flaca- se despide Alejandro.

- Adiós bebe- le contesta Elizabeth.

- Bye Chicas-

Las chicas se despiden agitando las manos. Mientras el auto se aleja y el ruido de este se pierde, se puede empezar a oír el ruido de la música. Al acercarse, resulta imposible no percatarse de las marquesinas neon y los reflectores en el exterior del edificio alumbrando carteles de lona.

- ¿Va a haber strippers?- pregunta Carolina.

- ¡Goey! Claro que si.- contesta Mariana.